El ICTUS o ACCIDENTE VASCULAR CEREBRAL (ACV) representa un conjunto de trastornos transitorios o permanentes, generalmente focales, de instauración aguda o subaguda que afectan al cerebro y son producidos por una alteración de la circulación cerebral (alteración vascular intracraneal o extracraneal).
En este post expondremos las características de este trastorno y específicamente del ictus en la arteria cerebral media, que es una de las más frecuentemente afectadas en el ictus.
Según la patología subyacente, los ICTUS se clasifican en isquémico, siendo este el más frecuente (85% de los casos) en el que se produce una disminución importante del flujo sanguíneo que recibe el cerebro; y hemorrágico, producido por la rotura de algún vaso sanguíneo a nivel cerebral (15% de los casos). En el caso de que el paciente tan sólo experimente de forma leve algunos de los síntomas propios de un ictus, hablamos de un accidente isquémico transitorio, que no suele dejar secuelas y presenta una duración inferior a 24 horas.
Arteriosclerosis. Está relacionada con el envejecimiento de las arterias que ocurre con la edad; sin embargo existen algunos factores de riesgo que la pueden acelerar: hipertensión arterial crónica, diabetes mellitus, aumento del colesterol y el consumo de tabaco y drogas. El control de estos disminuye la probabilidad de tener una complicación cardiovascular en aquellas personas predispuestas.Otros factores de riesgo son inalterables, como la raza, el sexo o la edad.
Embolias o pequeños coágulos procedentes habitualmente del corazón.
Hemorragias cerebrales: son debidas a la rotura de la pared arterial y se relacionan con la hipertensión arterial crónica o malformaciones de las arterias o venas cerebrales.
Los estudios de incidencia de ictus muestran una tasa que varía entre 1.5 y 2.9 casos nuevos por 1000 habitantes/ año. La distribución en nuestro país es de un 80% para los accidentes cerebrovasculares isquémicos (60%-70% aterotrombóticos y 10%-20% embólicos) y un 20% para las hemorragias (15% intracerebrales y 5% subaracnoideas). Los datos sobre prevalencia mundial se sitúan entre 200 y 500 por 100000 habitantes. El ICTUS es la tercera causa de muerte en los países desarrollados después de las enfermedades cardiovasculares y neoplásicas, correspondiendo aproximadamente a un 10% de los fallecimientos. Un 19% de las muertes ocurren en los primeros 30 días, siendo posteriormente de 16%-18% anual. Luego la supervivencia es alta y su tendencia es positiva al reducirse la mortalidad precoz a consecuencia de la mejor asistencia en fase aguda.
Tras haber sufrido un ICTUS, puede haber una recuperación en mayor o menor medida, que suele darse entre semanas y meses, con aparición de secuelas. La secuela más frecuente del ACV es la hemiplejia o hemiparesia contralateral al hemisferio cerebral lesionado, existiendo una alteración del tono muscular y del control motor, además de posibles alteraciones de la sensibilidad, del lenguaje, de la visión, de la deglución y neuropsicológicas. Asimismo, se puede producir un empeoramiento debido a causas neurológicas o bien a otras complicaciones como fiebre, infecciones, insuficiencia cardiaca. Puede ser grave e incluso llevar a la muerte del paciente.
Las oclusiones arteriales del cerebro dan lugar a unos signos y síntomas muy característicos que permiten realizar un diagnóstico topográfico del lugar donde se localiza la lesión.
Se clasifican en:
Arteria carótida
Arteria cerebral media
Arteria vertebral
Arteria basilar
La arteria cerebral media es la rama terminal de mayor volumen de la arteria carótida interna (proyección frontal). Esta arteria irriga la parte medial de estructuras subcorticales, (ganglios basales, tálamo y cápsula interna), mediante ramas perforantes, y también suministra sangre a los lóbulos frontales, circunvoluciones superior y media del lóbulo temporal y zonas laterales de los lóbulos parietal y occipital. Según el lugar donde se sitúe la obstrucción se distinguen:
Síndrome superficial de la arteria cerebral media: produce hemiparesia (hemiplejía), de predominio braquial y que afecta la zona facial; se presenta una alteración sensorial de la mitad del cuerpo y hay hemianopsia (visión defectuosa o ceguera que afecta a la mitad del campo visual), o cuadrantanopsia (visión defectuosa o ceguera que afecta a un cuadrante o cuarta parte del campo visual); cuando el lóbulo dominante es el afectado puede aparecer afasia (defecto o pérdida de la capacidad de expresarse por palabras, por escrito o por signos o incapacidad para comprender el lenguaje escrito o hablado), o disfasia (trastorno del habla que consiste en la falta de coordinación e incapacidad para ordenar las palabras debidamente).
Síndrome profundo de la arteria cerebral media: produce hemiparesia o hemiplejía motora que afecta cara, brazo y pierna, pero no hay alteración sensitiva ni visual.
Síndrome completo de la arteria cerebral media: en este síndrome se asocian los dos anteriores, es decir, aparece hemiplejía que afecta cara, brazo y pierna, asociada a alteraciones sensitivas y visuales.
En los próximos posts de fisioterapia neurológica hablaremos de la detección del ictus según su sintomatología y de la valoración fisioterapéutica de las secuelas producidas por esta patología.
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