El masaje es uno de los principales métodos de terapia manual que utilizamos en fisioterapia. Se basa en el amasamiento de los tejidos blandos con el objetivo de realizar una hiperemia, mejorando la circulación y liberación de sustancias de desecho, permitiendo una mayor relajación muscular, además del efecto analgésico que produce.
Hace poco escribimos un post: 14 razones por las que somos más que masajistas. Efectivamente, el masaje es una herramienta más, no la única en nuestro trabajo.Cada vez hay más conocimiento y técnicas que evitan que tengamos que realizar esfuerzo con nuestras manos, trabajo que agradeceremos a largo plazo. Sin embargo, voy a escribir este post a favor de esta técnica tan utilizada desde el inicio de los tiempos, cuya base científica es bien conocida, que bien utilizada junto con otras técnicas consigue llevar al éxito nuestros tratamientos.
Los efectos que produce el masaje son en primer lugar mecánicos, y en segundo lugar por la acción neurorefleja en los exteroceptores (receptores cutáneos), propioceptores (músculos, tendones y ligamentos) y los receptores del sistema circulatorio.
Piel: La manipulación de la piel produce la liberación de la sustancia P, un neurotransmisor que produce vasodilatación local, conllevando un aumento de temperatura. El calor relaja los tejidos, aumentando la elasticidad de la piel.
Sistema circulatorio: Al estimular a piel mediante el masaje, se libera histamina y sustancias derivadas que viajan por el sistema sanguíneo y linfático por todo el organismo ejerciendo cambios en los teidos. Se aumenta la circulación de la piel y músculos, producida también por la acción mecánica del masaje en los capilares. Esto beneficia también al retorno venoso, mejora los niveles de oxígeno y favorece la eliminación de desechos.
Todos estos procesos contribuyen a la relajación del cuerpo, baja elgasto y ritmo cardíaco, disminuye la presión sanguínea y aumenta el número de glóbulos rojos y blancos.
Sistema musculoesquelético: Es el objetivo principal del masaje. Al estimular los propioceptores se libera acetilcolina, que eleva la velocidad de transmisión de la excitación nerviosa a las fibras musculares. La temperatura aumenta por la liberación de la histamina, activando los procesos de glucogenólisis y gluconeogénesis. Esto se traduce en una reducción de la fatiga, una más veloz recuperación de la fatiga y en una actividad y coordinación muscular más efectiva al mejorar la capacidad de mantenimiento neuromuscular. El masaje también logra relajar los músculos con aumento de tono, que a su vez dejan de ejercer presión sobre los vasos linfáticos y sanguíneos, ayudando a la expulsión de histamina y adrenalina (elementos químicos causantes del cansancio muscular).
Sistema osteoarticular: Debido a la mejora del sistema circulatorio, se produce una mejora en la formación y circulación del líquido sinovial. El tejido conectivo (fascia, ligamentos) mejora su elasticidad con el aumento de temperatura, y todo esto añadido al efecto de relajación muscular producirá mejoras en el rango del movimiento articular.
Órganos internos: En los intestinos aumenta la motilidad gastrointestinal mecánicamente y por incremento del tono vagal. Una de las ramas del nervio vago se extiende por el tracto gastrointestinal controlando la secreción de la insulina y la glucosa, hormonas que intervienen en la absorción de nutrientes. Por eso el masaje mejora la nutrición y optimiza el proceso de digestión.
Sistema Nervioso: Favorece la capacidad para recibir estímulos por aumentar el umbral de excitación; excepto para el dolor, cuya percepción se disminuye. Está comprobado que el masaje incrementa las conexiones neuronales (sinapsis). Se aumentan los impulsos aferentes o sensitivos del sistema nervioso, dando una mejor respuesta eferente o motora hacia todo el organismo, con lo que también se logra una mejor conciencia corporal útil para una relajación optimizada y un aumento en la efectividad de las funciones del cuerpo. Además la masoterapia aumenta la actividad parasimpática y mejora las habilidades cognitivas y de aprendizaje.
Metabolismo: Como hemos hablado, el masaje aumenta la temperatura de la zona tratada, incrementando el flujo sanguíneo por vasodilatación aportando más oxígeno, mejorando así la actividad metabólica. Se producen también, cambios beneficiosos en el equilibrio de hormonas y neurotransmisores. Disminuye los niveles sanguíneos de cortisol (hormona del estrés) y el exceso de catecolaminas (relacionadas con la hipertensión arterial y el estrés). Disminuye los niveles sanguíneos de residuos de creatinquinasa tras el ejercicio. Aumentael nivel de serotonina, melatonina (regula los períodos de sueño) y endorfinas (la hormona “de la felicidad”),ésta última en pacientes con.
Todos estos efectos se producen con el masaje. Evidentemente, es muy beneficioso para nuestros pacientes y creo que no debemos prescindir de ello. Por otro lado, debemos como siempre tener en cuenta a la persona que tenemos delante, y valorar si el masaje está indicado en su disfunción, ya que tiene algunas contraindicaciones:
Ferrer Anglada, J. (2011). Masaje avanzado. 1st ed. Barcelona [etc.]: Elsevier Masson.
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