Hablar de artrosis es hablar de una de las enfermedades más prevalentes del mundo occidental, que tiene un gran impacto en la calidad de vida de los pacientes, morbilidad y costes sanitarios. La artrosis no es una enfermedad que forme una entidad por sí sola, si no que comprende una serie de disfunciones que afectan a los tejidos articulares. Es una patología multifactorial caracterizada por la degradación y erosión del cartílago articular, la inflamación de la membrana sinovial, la esclerosis del hueso subcondral y la formación de osteofitos, que provocan a nivel de la función: Inestabilidad articular, rigidez y disminución del espacio articular.
La artrosis es la mayor causa de disfunción , limitación y dolor en la población anciana y tiene una alta prevalencia en la sociedad. Sus manifestaciones no suelen aparecer antes de alcanzar la mediana edad. Según la esperanza de vida aumenta, el número de personas que padecen artrosis severa se espera que aumente también.
En el ámbito de la fisioterapia reumatológica, es importante identificar los mecanismos patógenos para orientar el tratamiento de fisioterapia en la población que sufre artrosis.
La artrosis de rodilla es la forma más común de esta disfunción, siendo la prevalencia de un 24% en la población adulta y de un 6,5% de cada mil casos al año .
Los estudios se centran en esclarecer los factores que aumentan el riesgo de padecer artrosis, buscando la relación entre los hábitos adquiridos en edades más tempranas y el desarrollo que se produce en la edad avanzada.
Uno de los temas más estudiados en los últimos años es el efecto de la obesidad, con sus alteraciones metabólicas asociadas en la prevalencia e incidencia de la artrosis. Los hallazgos de diferentes estudios muestran diferentes factores predisponentes en la aparición de artrosis:
La debilidad muscular del cuádriceps se asocia con incapacidad funcional y dolor, independientemente de los hallazgos radiológicos. Esta debilidad provoca una falta de estabilidad y una mayor carga en la articulación.
El fortalecimiento del cuádriceps, sobre todo del vasto medial, puede reducir el dolor de rodilla y retrasar el remplazo mediante prótesis 4 años. Esto indica que un buen trabajo de rehabilitación desde la fisioterapia reumatológica proporciona un alivio de los síntomas.
Los cambios morfológicos en la articulación, debidos al sexo o la raza, son de importancia a la hora de desarrollar artrosis. Las mujeres tienen una mayor predisposición de padecer afectación femoropatelar debido al valgo de la articulación, y los hombres femorotibial.
La población afroamericana tiene mayor predisposición frente a la blanca.
Por otro lado, desalineaciones debido a lesiones en articulaciones adyacentes, desequilibrios musculares producen estos cambios en la biomecánica articular, así como lesiones previas que predisponen a padecer una artrosis postraumática o secundaria(esguinces, roturas ligamentosas, fracturas y cirugías anteriores).
La evidencia acerca de los efectos de la actividad física en la artrosis es contradictoria, debido a que debemos diferenciar dos tipos de actividad. La actividad física moderada se recomienda en el tratamiento no conservador de la artrosis de rodilla, ya que mejora e dolor y la función física. Según el tipo de actividad física que realicemos y en qué etapa de nuestra vida, así como la intensidad y el nivel de exigencia, será beneficioso o perjudicial para la articulación de la rodilla. La alta competición, ejercicios de impacto como correr, deportes de equipo con alto índice de lesiones e impacto como el fútbol, pueden favorecer la predisposición a sufrir artrosis en la articulación.
Aunque la evidencia es inconsistente, hábitos de vida como la actividad física y el ejercicio son asociados a la artrosis de rodilla (debido al desgaste articular). Otros factores que pueden influir en el desarrollo de la enfermedad es un estatus socioeconómico bajo y otras co-morbilidades, como trastornos cardiovasculares.
Otros factores que pueden influir en el desarrollo de la enfermedad es un estatus socioeconómico bajo y otras co-morbilidades, como trastornos cardiovasculares.
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